Se define como salinidad al contenido de sales minerales disueltas en un volumen de agua y cuando la medimos vemos qué concentración de sales hay allí?, la misma que puede expresarse en partes por mil (ppt) o en partes por millón (ppm). En el agua de mar su sal está en una proporción de 35ppt (3.5% o 35g/L), y en función del contenido de sal hay diferentes tipos de agua:
- Agua Dulce – Menos de 1 ppt.
- Agua salobre – Entre 1 y 10 ppt.
- Agua salada- Desde 10 hasta 35 ppt.
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En el agua de mar los iones más abundantes son el Cl⁻, Na⁺, Mg⁺⁺, S⁻⁻, Ca⁺⁺ y K⁺ presentes en formas de sales disueltas: Cloruro de sodio, Cloruro de magnesio, Sulfato de magnesio, Sulfato de calcio, Carbonato de calcio, Sulfato de potasio y Bromuro de potasio.
La condición eurihalina del L. vannamei y su capacidad de osmoregulación le permite adaptarse a amplios rangos de concentraciones de sal, de 0.5 a 50ppt (Saoud et al., 2003); sin embargo, para esta especie adaptarse y crecer en aguas con estos valores extremos le significa un gasto elevado de energía. Tratándose de muy baja salinidad, el camarón puede mantener en equilibrio su gradiente de concentracion de sales, pero le cuesta mucho contener su difusión hacia el exterior, dándose una mayor absorción de agua e inflamando sus células (Davis et al., 2002). Se genera un fenómeno conocido como “estrés osmótico”.
El agua salada de una piscina puede tener diluciones de sus sales por causa de lluvias, pero mantiene el balance de sus iones. Un camarón eurihalino y osmoregulador, como el L. vannamei, puede crecer en estas condiciones, adaptándose sin mayores dificultades a las nuevas salinidades, con una regulación conducida por actividades enzimáticas y por transportadores electrónicos (Tseng y Hwang, 2008). En esta regulación no hay un gasto mayor de energía, considerando que el rango de salinidad óptimo para el L. vannamei está entre 18 y 25ppt (FAO, 1988).
Con respecto a los cultivos tierra arriba, debido al desbalance de minerales que presenta, siempre existe el riesgo de afectar el crecimiento y la supervivencia (Li et al., 2007), pudiéndose también afectar la capacidad inmune del camarón (Ponce – Palafox et al., 1997) y tener poca tolerancia a los tóxicos (Li et al., 2007, 2008). El mayor riesgo gira en torno a la salinidad de estas aguas, consideradas “dulces”, que no presentan un balance iónico igual a las aguas marinas o de manglar.
Las salinidades del agua “dulce” y del agua estuarina pueden medir igual, ejemplo 1ppt, e incluso pueden medir la misma conductividad, pero los balances iónicos generalmente son distintos. La osmorregulación del L. vannamei viviendo en agua “dulce” es más exigida, por causa de este desbalance, obligándolo a crecer bajo permanente estrés osmótico y elevado gasto energético. Es entonces cuando el desbalance iónico de las aguas “dulces” se vuelve crítico para el crecimiento del camarón, especialmente cuando nos referimos a las concentraciones de potasio, calcio y magnesio, considerados claves para el desarrollo del camarón. Se hace necesario, desde la óptica nutricional, tener recursos para enfrentar los problemas de este estrés osmótico.
Los lípidos participan en favor del estrés osmótico del camarón (Sui et al., 2007; Chen et al., 2014); para ésto, el L. vannamei necesita un alimento con niveles altos de ácidos grasos esenciales del tipo PUFAs ω-3 (de cadenas largas), que va de 0.5 hasta 1% en post-larvas de L. vannamei (Kanazawa et al., 1979a). Estos ácidos grasos ayudan al camarón a desarrollar mayor área branquial y a mejorar su osmorregulación (Palacios et al., 2004a). El EPA (ácido eicosapentenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico), ambos poliinsaturados de la serie ω-3, son esenciales para el camarón (Gonzales-Félix et al., 2002).
Con el aporte de estos ácidos grasos y para estabilizar el balance iónico de las aguas “dulces” se hace necesario adicionar los minerales básicos para el crecimiento del camarón, como son el Ca⁺⁺, el Mg⁺⁺ y el K⁺. Para salinidades de 1 a 3 ppt las concentraciones favorables serían: Na⁺ 500 mg /L; K⁺ 40 mg /L; TA (Alcalinidad total) 150 mg /L; Ca⁺⁺ 30 mg /L; Mg⁺⁺ 12 mg /L (A. M. Aslam Jarwar, 2015). El K⁺ es el más crítico por lo que su análisis debe ser el más frecuente.
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Muy interesante, gracias por el material. Saludos. Hugo González