Las preocupaciones más importantes en materia de bioseguridad acuática son las enfermedades transfronterizas, los riesgos a la salud pública relacionados con el uso de antibióticos, las invasiones biológicas de especies exógenas, los asuntos relacionados con los organismos acuáticos modificados genéticamente (OMG) y algunos aspectos del cambio climático. Dado que se ha reconocido la existencia de riesgos a la bioseguridad derivados de algunos de estos factores y que, en muchos casos se tiene conocimiento demostrado y claro de las vías de riesgo, las formas de reducir o mitigarlo constituyen un motivo serio de preocupación. En la quinta reunión de la FAO, en Tailandia (27 de septiembre al 1º de octubre de 2010), se debatió sobre la necesidad de desarrollar la maricultura (cría de organismos acuáticos en zonas costeras y mar abierto), como una alternativa real para enfrentar estos desafíos.

La maricultura en China empezó en 1952, siendo el cultivo de la Laminaria la más importante. En Filipinas el cultivo de macroalgas se inició en 1973 con la Eucheuma. En las últimas tres décadas Chile se ha centrado en la diversificación de su acuicultura, siendo la corvina y el dorado los peces considerados para este proyecto, y desde el 2012 este país apoya tecnológicamente el desarrollo de la maricultura en Costa Rica. En Ecuador hay un instructivo para el desarrollo de la maricultura, publicado en octubre de 2010, en el cual se delinearon las políticas para la aplicación de esta práctica, siendo el huayaipe, el pargo, la lisa, la cobia y el camarón blanco las especies consideradas para esta modalidad de cultivo.

Cada vez se suman más países, con acceso al mar, al desarrollo y aplicación de estas tecnologías, buscando con ellas impulsar nuevas modalidades de producción y resolver los puntos más críticos de la actividad comercial acuícola. Ambientalmente el mar sería una de las propuestas más reales para la acuicultura orgánica y con los menores riesgos a la bioseguridad. Ecuador ya cuenta con un instructivo para el ordenamiento y control de las actividades acuícolas, en el que se establecen las políticas para la aplicación de la maricultura.